Bebé prematuro dado por muerto resucita gracias a un abrazo.

El bebé australiano Jamie Ogg es hoy sinónimo de milagro en su país. Nació prematuro a los siete meses de gestación. El equipo médico que asistió a su parto le dieron por fallecido y le han entregado a su madre para el último adiós. Dos horas más tarde, mientras aún recibía las caricias de su mamá, el pequeño Jamie comenzó a dar señales de vida resucitando de la muerte certificada. Esta historia emocionante lo han vivido los padres Kate y David Ogg, muy creyentes, ahora dan gracias a Dios por la vida de su hijo.

Lo más emocionante es que el parto, muerte y revivir del bebé prematuro han quedado registrados en imágenes grabadas por las enfermeras y el padre del bebé prematuro. Se puede ver claramente la tristeza de sus padres y la alegría de la familia cuando Jamie Ogg vuelve a respirar.


El bebé Jamie Ogg

Kate Ogg tuvo un parto complicado y dio a luz a los mellizos Emily y Jamie a las 27 semanas de embarazo. La niña nació bien, pero los médicos creían que el chico no tenía comlicaciones muy garves y que no iba a sobrevivir. Durante 20 minutos, el equipo sanitario intentó sin éxito hacer que el bebé respirara por su cuenta y como no lograron lo declararon muerto y entregaron el cuerpo a sus padres para una despedida privada.

La madre cuenta que "el médico me preguntó después del parto si ya habíamos elegido el nombre para nuestro hijo. Le dije: 'Jamie', se dio la vuelta con mi hijo envuelto y me dijo: 'Hemos perdido a Jamie, lo siento'".

La madre abrazó a sus bebé muerto y después de dos horas de estar dando todo su cariño, Jamie comenzó a dar señales de vida. Aunque una enfermera le dijo que se trataba de un reflejo, Kate le ofreció leche materna con el dedo, y tras ese contacto, el bebé comenzó a respirar con regularidad para asombro y emoción de todos. "Jamie no se movía y comencé a hablar con él. Le dijimos cuál era su nombre y que tenía una hermana. Le dijimos las cosas que queríamos hacer con él durante toda su vida", recuerda Kate los duros momentos en que creyó haber perdido a su hijo.